¿Alguna vez has sentido la necesidad de recibir atención psicológica pero te has frenado porque ni te consideras un loco ni te gustaría que pensaran que lo estás? Pues bien, es un miedo más común de lo que te imaginas; muchos lo hemos experimentado porque a la psicología típicamente se le asocia a una disciplina hermana: la psiquiatría. El ámbito psiquiátrico parte de un enfoque patológico (casi todo es enfermedad), normativo (los problemas mentales pueden generalizarse) y diagnóstico (se impone una etiqueta) sobre la salud mental.
Al romantizar la idea de que solamente un grupo determinado de personas con ciertas características pueden acudir a los servicios de salud psicológica, podemos llegar a considerar que nuestros problemas son poco relevantes y nuestro sentir es cosa de nada. Sin embargo, esto no es así; todos los problemas son únicos e importantes y superarlos será siempre una excelente oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida.
En el consultorio es común escuchar frases como -“sé que mis problemas son una tontería”-, o -“yo no sé por qué me afecta el terminar mi relación”-, -“siento que te quito el tiempo de casos que son más importantes”- entre muchas otras. Sin embargo, es importante no desestimar aquello que nos causa malestar, superando con ello la idea de que “sólo los locos van al psicólogo”, ya que no hay problemas que sean ideales para tratar en terapia; no son los malos padres, ni los hijos rebeldes, ni las relaciones fallidas, ni el considerarse personas desequilibradas lo que amerita ir al psicólogo.
¿Nos resulta difícil imaginarlo? Por ejemplo, antes las campañas publicitarias utilizadas para promover un estilo de vida saludable o «fitness», mostraban a personajes con cuerpos musculosos, propios del físico-constructivismo; en cambio en la actualidad, podemos ver sitios web, panfletos y espectaculares que nos muestran que cualquier persona; desde oficinistas ajetreados, hasta personas de la tercera edad, pueden hacer ejercicio; es decir, no se necesita pertenecer a un estereotipo para tener derecho a un estilo de vida saludable.
Nos encontramos en un momento en el que los estereotipos son y deben ser cuestionados; los roles de género, el cuidado de la salud, del medio ambiente, la sexualidad, la maternidad, la paternidad y claro, también la terapia y lo que debería de ocurrir en los procesos terapéuticos para poner al alcance de todos las ventajas que implica recibir atención psicológica.
Así que la próxima vez que desees ir al psicólogo recuerda que es un espacio para todos; que acuden personas con motivos, expectativas y alcances distintos ¿Cuál es el tuyo?¿Lo has considerado? Cuéntanos.