¿Tu estado de ánimo se interpone en el camino de lograr tus objetivos?, ¿tienes dificultad para dominar impulsos?, ¿constantemente tienes peleas con algún familiar y/o con compañeros del trabajo?, ¿sueles meterte en problemas?, ¿no logras controlar comportamientos?, ¿tus conductas parecen surgir de repente?, ¿te cuesta trabajo comunicar tus necesidades de manera efectiva?, ¿vives las emociones de manera intensa y por un tiempo extremadamente largo?
Si respondiste sí a dos o más de las preguntas anteriores, no estás identificando y/o expresando de manera correcta tus emociones.
Las emociones son reacciones psicológicas (las cuales algunas veces nos damos cuenta, otras no), fisiológicas (involuntarias) y conductuales (voluntarias e involuntarias) en respuesta a un estímulo (interno o externo). Funcionan de manera automática, se caracterizan por ser una alteración del ánimo de corta duración y alta intensidad, son innatas y universales, sin embargo, cada persona las experimenta de forma particular, esto depende de la historia personal, experiencias previas, aprendizajes y la situación concreta.
Las emociones tienen una función adaptativa, por lo tanto son alarmas a las que debemos estar siempre atentos, organizan y motivan una acción, comunican a los otros y los influyen, asimismo, nos comunican a nosotros mismos y nos determinan.
Existen diferentes clasificaciones de las emociones, en este espacio se hace referencia a la de las emociones primarias: miedo (nos ayuda a alejarnos de un peligro y a responder con precaución), ira (nos sirve para resolver problemas o modificar situaciones difíciles), tristeza (nos motiva a pedir ayuda), alegría (estado de seguridad, calma y bienestar que nos impulsa a repetir aquello que nos hace sentir bien), aversión (nos motiva a rechazar algo o alejarnos) y sorpresa (nos orienta a saber qué hacer ante una situación nueva).
Como puedes ver, cada emoción tiene su propia función y todas son válidas, no son ni buenas ni malas, y por lo tanto es imperante identificarlas para poder expresarlas de manera efectiva, lo que nos dará salud física, mental y social. A medida que identifiquemos y comprendamos las funciones de nuestras emociones, será más sencillo interpretarnos y conducirnos de tal manera que logremos responder de la forma más apropiada a cualquier situación.
A continuación te propongo un ejercicio para lograr identificar lo que tus emociones están haciendo por ti.
Selecciona una emoción habitual o que experimentaste recientemente y responde las siguientes preguntas.
Nombre de la emoción a analizar:
- Describe el evento desencadenante: ¿Qué pasó para provocar esta emoción? (quién, qué, cuándo, dónde).
- Factores de vulnerabilidad: ¿Qué sucedió antes que me hizo vulnerable al evento desencadenante? (estaba presionado por el examen de esta semana, estaba enojado por una pelea que tuve con mi pareja).
- Interpretaciones: (Creencias, conclusiones, suposiciones) de la situación.
- Cambios y sensaciones en el cuerpo: ¿Qué sentía en mi cara y el resto del cuerpo?
- Urgencia de acción: ¿Qué quise hacer y/o decir en ese momento? ¿Mi emoción a que acción me impulsaba y me preparaba para hacer? ¿Hubo algún problema que la emoción me obligaba a resolver, superar o evitar? ¿Qué función tenía mi emoción? ¿Para qué podía servir?
- Lenguaje corporal: ¿Cuál era mi expresión facial? ¿Postura corporal? ¿Gestos?
- ¿Qué dije en la situación?: (describe concretamente): ¿Palabras? ¿Comportamiento?
- ¿Qué hice en la situación?: (describe concretamente).
- ¿Qué efectos posteriores generó en mí esa emoción?: (Estado mental, otras emociones, conductas, pensamientos, sensaciones corporales).
- ¿Qué efectos posteriores generó en otros esa emoción?: ¿Cómo influyó mi emoción en los demás (incluso si no tenía la intención de influir en ellos)? ¿Qué hicieron o dijeron los demás como resultado de mi expresión emocional o acciones?
- Describe la comunicación contigo: ¿Qué me dijo mi emoción? ¿Qué datos podría verificar para estar seguro de que el mensaje que mis emociones me estaban enviando era correcto? ¿Qué hechos revisé?
Responder a todas las preguntas muchas veces no es tan fácil, es un ejercicio que con la práctica permitirá el desarrollo de una inteligencia emocional, lo que te llevará a aprender de tus emociones en lugar de ser víctima de ellas, poco a poco podrás darte cuenta de las emociones que estás viviendo, adoptarás una actitud de empatía al comprender lo que tus seres queridos están sintiendo, serás más tolerante a las presiones y frustraciones del mundo tan ajetreado en el que vivimos y podrás dar una respuesta efectiva y asertiva a las demandas de este, asimismo, generarás recursos para trabajar en equipo, participando, delegando, deliberando y conviviendo desde una postura amable y de calma, te darás cuenta que estás tomando mejores decisiones y que evitas que pequeños dilemas se conviertan en problemas fuera de control.
Para profundizar en el tema:
Versión, adaptación y traducción de “DBT Skills Training Handouts and Worksheets, Second Edition”, Marsha M. Linehan, Guilford Press, 2015. Autores Lic. Fernanda Neme, Lic. Bárbara Demattei. Equipo DBT, Centro Privado de Psicoterapias, 2016.
Retzinger SM (1991) Shame, anger, and conflict: Case study of emotional violence. Journal of Family Violence 6(1): 37–59.
Stryker S (2004) Integrating emotion into identity theory. Advances in Group Processes 21: 1–23.
Yzerbyt V, Dumont M, Wigboldus D and Gordijn E (2003) I feel for us: The impact of categorization and identification on emotions and action tendencies. British Journal of Social Psychology 42(4): 533–549.